Tubilla desde siempre ha sabido aprovechar los elementos
naturales para crear riqueza, como lo demuestran los molinos instalados
en el río.
Este espíritu impulsó a sus habitantes a realizar un ingente
esfuerzo para canalizar el agua de los manantiales a través de
"riscos y cotarros", como dijera el alcalde Don Leoncio el
día de la inauguración de la obra, hasta llevarla a un
depósito construido al borde de una pendiente pronunciada.
De esta forma construyeron un salto de agua, cuya energía
movía una fábrica de harinas y generaba electricidad,
que abastecía de luz a los pueblos de Valdeande, Mercadillo,
Ciruelos, Pinilla, además del propio pueblo, Tubilla.
Su funcionamiento tuvo lugar en el año 1.922 . Estuvo suministrando
electricidad hasta el año 1956. La fábrica de harinas
mantuvo su rentabilidad hasta los años 80.
Actualmente, tanto el generador de electricidad, como la fábrica
están en perfecto estado.
Su dueño lo ha conservado y, al lado, ha construido unos grandes
silos, donde se almacenan casi toda la cosecha de cereales de la comarca.