A la orilla de mi río
Veo pasar mi caudal.
No es afluente de nadie,
Ni se confunde en la mar.
Sonoros arrullos,
Espuma de rebeldía,
Agua cristalina, vais
A recóndita laguna,
Mi libertad.
Calienta, amor, mi laguna,
Que me quiero evaporar,
Vestir de pureza la montaña
Y de perlas el trigal.