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          Hasta hace unas pocas décadas en Tubilla del Lago como en otros pueblos de Castilla las labores de recolección del cereal eran bien distintas a las actuales.

           Era un trabajo muy duro, que se realizaba en la época de verano. Era una labor que se realizaba en familia, con la ilusión de obtener el fruto que daría el sustento todo el resto del año.



    La Siega


      
           La siega fue una de las labores más arduas en el mundo de la agricultura.
           Ataviados con hoz, zoqueta, dedil y sombrero de paja, sin importarles el rigor del calor, ni el polvo tabaco que desprenden los cereales, iban, eso sí, llenos de alegría, palmo a palmo y de sol a sol, recogiendo el fruto de la ilusión sembrada en los meses otoñales.


           Gran alivio trajo consigo el invento de la segadora. El trabajo más duro, segar, lo hacía la máquina. Ahora sólo se había de recoger las gavillas y amontonarlas en morenas o atarlas en haces y hacinarlos.

           A la segadora siguió la atadora, ya no se tenía que atar,simplemente recoger los atillos que la máquina lanzaba.

      

      
           La precariedad en los medios rurales era patente. Por eso o por el amor que inspiraba e inspira una espiga de trigo, o quizá por ambas cosas, una vez segada y hacinada la mies y, antes de entraran las ovejas a pastar, se concedía el permiso para que cualquier persona pudiera espigar. Esta tarea consistía en recoger las espigas que se habían quedado en el suelo. Se juntaban cabeza con cabeza y se hacían unos manojos, llamados moragas. Estas moragas se guardaban para alimentar las aves de corral.

    El Acarreo

           Cuando se acababa la siega, se procedía al acarreo de la mies a la era. El vehículo utilizado era el carro preparado con estacas de madera o con el artilugio para colocar redes. Se solía acarrear durante unos días y se hacinaba en la era; después sólo se hacia un viaje diario, casi siempre porla mañana. Se hacía así, porquecon la capacidad de un carro no se podía hacer una torna. Al llegar el carro por la mañana se desbalagaba y se completaba la torna con más mies de la hacina.La hacina también servia para dar cobijo con su sombra.

      

    La Trilla


      
           Hecha la torna, se trillaba con trillos de madera empedrados y arrastrados por animales. Para que se pudiera triturar bien la paja, se daba vueltas a la torna, primero con horcas y palas de madera.
           Los vencejos empleados para atar la mies en haces, se recogían y se hacían unas ruedas para chamuscar el cerdo el día de la matanza.
           Cuando estaba totalmente trillada la mies, se recogía con un rastro grande, arrastrado por animales, y se emparvaba. Así día tras día, hasta que se acababa la hacina.

    La Bielda

           La bielda se hacía una vez acabada la trilla. Al clásico bieldo siguió la beldadora movida por el brazo del hombre o por un motor de dos caballos. Después llegaron la trilladora movida por un tractor y, más tarde, la cosechadora.

      
    La Merienda


      
           Nostalgia me trae el recuerdo de las meriendas a la sombra de la hacina. Aquellas ensaladas de tomate, pimiento rojo y escabeche de chicharo, que sabía a gloria, mojado por el clarete enfrescado por el frío agua de la fuente de El Roque.

           Se llenaban los pajares y la era, limpia, se cubría de quitameriendas, dando paso al otoño. La esperanza se había hecho realidad en el granero.

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    Fotos: cedidas por Vidal Paunero.      
Texto: Delfín            


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