Reta al cielo, confiado
en la cosecha futura,
cuando cubre con ternura
el trigo seleccionado.

En Castilla el verde mar
de espigas el aire ondula.
Su acerado pecho adula
Una lisonja sin par.

Feliz, mira en el granero
la inmaculada cosecha,
fruto de la labor bien hecha,
de dolor, tesón y esmero.

Hasta que de surcos llena
su frente el ocaso anuncie,
nada le hará que renuncie
a tan sublime faena.