EL CENTENO |
El
centeno se empezó a cultivar en el lejano Oriente, dado que este
cereal se adapta perfectamente a terrenos secos, pobres, pedregosos, arenosos,
fríos y montañosos. El centeno tiene el tallo más largo y flexible que el de la cebada y el del trigo. Fructifica en lugares inhóspitos para el trigo. Se ha de procurar el suelo no está muy húmedo a la hora de efectuar la siembra, por eso se siembra pronto, antes de que llegue la época de lluvia. La cantidad de simiente, debidamente tratada con productos organomercúricos, suele ser de unos 100 kg por ha. Una de las enfermedades típicas del centeno, aunque no exclusiva de él, es el cornezuelo. El cornezuelo, llamado así, porque tiene forma de pequeño cuerno que sustituye a uno o más granos de centeno. Para luchar contra el cornezuelo se recomienda cribar el centeno y alzar profundamente el rastrojo. El cornezuelo produce
la enfermedad conocida como ergotismo, cuyos testimonios más antiguos
se encuentra en la época de los asirios, unos 600 años a.C. El cornezuelo se ha empleado en la industria farmaceútica. De la ergotamina se han sacado medicamentos que se utilizan contra la migraña y los trastornos nerviosos; la ergotoxina se emplea para tratar trastornos geriátricos de memoria; la dihidroergotamina, par problemas circulatorios y la ergonovina, para acelerar los partos. El pan integral de centeno proporciona al organismo vitaminas y minerales necesarios, además del aminoácido lisina fundamental para el metabolismo y para estimular el crecimiento. El oscuro pan de centeno, a pesar de sus beneficiosas cualidades, fue sustituido por el pan blanco en las casas de las clases altas de la sociedad del siglo XX. El pan blanco se convirtió en un símbolo del estatus social. Hoy, en algunos países del norte de Europa le dan tal importancia a la alimentación con pan de centeno, que han llegado a afirmar que el abandono de este pan por el del pan blanco es el origen de muchas y graves enfermedades. En Tubilla del Lago
se cultivó el centeno, aunque en cantidades muy inferiores a las
del trigo y las de cebada. Del centeno lo que más interesaba era
su caña, ya que, una vez seleccionada (sacada
la encañadura) y ordenada en moragas, servía para confeccionar
los vencejos con los que poder atar los haces de mies. Cuando se desataban
los haces en las eras, los vencejos usados se recogían en manojos
llamados ruedas, que se utilizaban para chamuscar el cerdos de matanza.
También se utilizaba la caña de centeno para hacer jergones.
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